Cada niño, desde que nace, presenta características naturales como gatear, emitir sonidos, llorar con facilidad e interactuar con otros niños. Sin embargo, de acuerdo a la Organización Mundial para la Salud (OMS), 1 de cada 160 niños presenta un padecimiento que requiere de mucha atención: el espectro autista.

 



Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son alteraciones del comportamiento social, el lenguaje y la comunicación que afectan, en menor o mayor medida, el desarrollo infantil y restringen los intereses de los pequeños.

Papás, en esta ocasión, la psicóloga Dina Semsch nos explica sobre las principales señales que se presentan en el comportamiento del niño:

Dificultades o deficiencias en la comunicación

Para un mejor reconocimiento, es importante entender que durante los primeros 12 meses de vida, la comunicación es la respuesta ante estados emocionales o conductas hacia quienes nos rodean, pero en los niños con TEA no existe reciprocidad ante estos estímulos.

Incapacidad de traducir ideas

Entre los grados o espectros del autismo, a medida que crecen, los niños se frustran al no poder coordinar, comunicar o expresar sus ideas con claridad. Se quedan cortos.

Patrones repetitivos


Conductas que son extremadamente restrictivas y que interfieren con una vida normal, como mecerse constantemente en una esquina o acurrucarse de manera aislada.

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Comportamientos repetitivos y estereotipados

Discapacidad intelectual

Tienen intereses muy delimitados, se enfocan en una sola cosa y les deja de importar todo lo demás a su alrededor. Son temáticos.



Problemas con la interacción social

No es que eviten interactuar con su entorno, es que simplemente no les interesa; ni siquiera existe el contacto visual promedio, que es ente 70 y 80%.

Estos síntomas aparecen en la infancia, y suelen ser reconocidos porque muchas veces inciden en el desarrollo de los niños e implica un retraso.

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La forma en la que se manifiesta este trastorno neurológico varía mucho de un niño a otro, tanto en el tipo de alteraciones como en su gravedad.
ES IMPORTANTE DESTACAR QUE DICHAS SEÑALES DEPENDERÁN DEL ESPECTRO DEL AUTISMO. NO EN TODOS SE PRESENTA IGUAL.

El psicólogo tiene un papel determinante: no solo diagnostica el autismo, sino que como parte del diagnóstico, debe descartar que estas situaciones o conductas presentadas se deban a las existencias de otras patologías o trastornos. No solo implica la detección temprana, sino la INTERVENCIÓN temprana.

El profesional en la psicología debe dar al niño las herramientas necesarias para interactuar con su entorno de la mejor manera, y que así aprenda a canalizar o traducir lo que siente.

Un niño con TEA debe ser incluido en todas las actividades y hacerlo sentir que tiene una vida totalmente similar a los demás niños.

Fuente:
Dina Semsch
Psicóloga
@Dinasemschpsicologa
dsemsch@gmail.com